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Cuadro de país

lunes, 23 de septiembre de 2013
Aún quedan las guirnaldas
en los rostros
la patria entera se recuesta
sobre escarchas de colores
la sangre de los niños
se entibia en las cunas
las mujeres van a la feria
a elegir repollos
la calle sigue húmeda
y blanda de aguardiente
las micros se deforman
en la población
el sol ilumina blanco azul y rojo
las manos de una madre
los techos de las casas
se entristecen
el barro permanece
en los zapatos
la cordillera se levanta
hecha hombre
las paredes de la ciudad
huelen a carne quemada
la Plaza de Armas se desnuda y se acaricia
el campo de los caminos
me recuerda que los pájaros existen
los hombres se levantan
con gusto a tierra
los viejos recuerdan su infancia
en un barranco
los viejos recuerdan
el dieciocho por allá por Doñihue
cuando todo era un mar de árboles
y mi bisabuelo sacaba fotos en la plaza
la población sigue su viaje
por el Mapocho
los niños caminan en fila
a su escondite
yo escojo un parque
una esquina una plaza
una banca un perro
un nombrecito de niño
para pensar en él.
Él no amaneció en mi costado.

La patria regresa
a los escombros
los hombres caminan en fila
se retuercen de cansancio
su mirada se escuece con la mañana
los asesinos prenden el televisor
las tumbas de los desaparecidos
no existen
el amor aún se mece en nuestros brazos
él no amaneció conmigo
el amor fue una palabra tan enorme
yo pienso en mi patria deshecha
a los dos nos siento
tan tristes.

Aunque no lo quieran todos los años volverá la muerte

martes, 10 de septiembre de 2013
Cómo limpiarse la sangre
de ser y vivir con tanta muerte
compartir con tantos muertos los asientos
lavarnos con ellos los rostros
mecer con sus manos de muertos las cunas
de nuestros hijos
cómo quiere alguno
osa alguno
pretende alguno
vivir sin sangre
una tierra tan inmunda
hacer como si la arena fuese limpia
con tan sólo lloverle encima nuestras lágrimas.

Una historia

lunes, 9 de septiembre de 2013
Recuerdo aquella vez
que viajé al sur
te gustaban los pingüinos
así que te traje un pingüino
a mí me gustaban las ovejas
así que me traje
cosas tristes
a él también le gustaban
a él le traje
el sur entero. 

Recuerdo cuando subí a un caballo
y no quiso partir
yo no me atreví a decirle nada
estar arriba de él
resistiendo volver al mar
era suficiente. 

Alguna vez te dije
que te traería un regalo
no querías
no, dijiste,
no quiero
no quiero
por eso aún tengo el pingüino
él nunca me dijo
qué quería
yo adiviné la oveja
en su mirada de cordero oscuro
o tal vez tú me lo sugeriste
o el sur entero era para mí
y me confundí. 

Recuerdo un día que fuimos a la plaza
él me dijo
que estaba en mis manos
el futuro, no él,
porque él no estaba en mis manos
yo empecé a fumar
y así llegué, fumando,
a vomitar a mi pieza
en el camino de regreso
las luces cambiaban de rojo a verde
yo no lo notaba. 

Ayer pensé en el sexo
yo estaba caminando
y se me apareció el sexo
el sexo
te diré que no sé si me puse a llorar
o no
pero mi cara tomó
una forma de congoja. 

La verdad es que sí lloré
si hubieras estado ahí
habrías dicho "estás llorando"
pero no hubo lágrimas
ninguna
sólo cara
y en mis mejillas
una miniatura del sur. 

Recuerdo una vez
que pensé en decirte la palabra
la palabra
ahí entendí 
que nos encaminábamos al fracaso
al final terminé diciéndosela a él. 

Ya no digo la palabra.
Las ovejas, los pingüinos,
me soplan un viento repleto de sur
ése que entero se ha clavado
entre mis ojos
a veces te miran
recuerdo haberlos visto
a ti y a él
resistiendo este poema
en tantas plazas
dibujada mi congoja.

Daño colateral

miércoles, 4 de septiembre de 2013
Fumo para llevar
un conteo de la sangre
para hacer arcadas
fumo
para tener las manos hediondas
para sentir que es él
el que me toca los labios
fumo para nombrarlo
para prometerme que olvidaré
con el último cigarro de la caja
fumo para sentir
que era su mismo aire un veneno
fumo
porque sé que fui
un daño colateral
fumo porque es su aroma
fumo
para creer que al fin
ha terminado esta secuencia
en que dos actores
prenden cigarros en escena.

Que se acerque la muerte
no debe importarnos.

El cáncer que yo acojo
no tiene importancia.

Puñal

lunes, 2 de septiembre de 2013
Hay algo de poético
en el cuchillo que atraviesa
el corazón de un hombre,
algo de poético cuando dicen:
nos tranquiliza saber
que ya no sangra por el corazón.

¡Por dónde sangra un hombre entonces!

Pero hoy entiendo al puñal:
quería encontrar
algo parecido al alma.