Home | Posts RSS | Comments RSS | Login

Stand up 1: the Buckingham Palace lover

viernes, 5 de mayo de 2023
So I had a friend who was fucking one of the BP guards. He said he was really sweet, although a little stiff. He didn't seem to mind all that hair, nor the incessant eyes that rested on him. When he talked he actually laughed a lot, otherwise his semblance was that of an ancient stone or a sacred relic. He said he found that all too appealing. The real problem was he didn't like to be touched with his clothes on. So the only room for romance was that brief moment when he changed his uniform. He could only remove it himself, and he was not up to be commanded either. But under his red coat there was an even red-er skin. It was almost like he was constantly burning or like he had a piercing sun in the inside of all his fabrics, perpetually roasting the pink skin of an axolotl. 

So after a few months of being on and off, he found him on service. My friend got strangely aroused at the view of his lover in full uniform ready to protect something that was not himself. And he approached. Now, at this moment, my friend did not know what he was doing. As he moved on pure instinct, he stood directly in front of him. He claimed to have said: up for a drink when you are allowed to walk? And the utter rigidness of his lover gaze was the turning point for him. He would never love a statue while cold. And the redness of the sun that day charred his flesh with a freezing silence.



Tierra firme

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Para este desafío

escribiré sobre una palabra sin decirla,

el idioma se conduce

por la vertiente entre nosotros


toda ella es penumbra

nuestro aire es el sol cuando desaparece

y en el suelo de tinieblas

tus raíces y las mías se detienen


sin tocarse drenan un mismo cauce

aunque en el agua turbia no se note 

el torrente es distinto alrededor de sus esquirlas

en el mío rueda la gravilla entre los peces

en el otro, tuyo,

se detiene el sedimento para que se escondan

los cangrejos.


«Todo es submarino»

comenzando por el pasado que termina 

en la arenilla envolviendo tus manos con las mías 

bajo el agua

en un eco.


Cuando me golpea tu reflejo

me remuevo.


Si te toca mi rumor

te oscureces.


A lo lejos, con el tiempo,

¿crecerá el río en un desborde

arrastrado por el lecho que estiramos?


Así, sumergidos en silencio

pudiera yo igual sentirte cuando en un brote gris

se asome tu corteza humedecida.


Y pudieras tú también notarme

remeciendo a los peces desde la otra orilla.


En esta gran corriente

cada día más ancha

invocaremos un mar en el que hundirnos


en su extrañeza,

el frío es cálido si es un mismo frío,

el viaje subacuático

de un lenguaje indecible


no porque no haya palabras ya creadas

sino porque el agua es gruesa en la penumbra del ocaso

y el sonido no viaja sin oído

y las voces no nadan contra corriente.


Pero cuando llega a mis pies

descanso en el sueño del agua que tocaste

aunque tú ya duermes, 

sin decirme,

como si siempre hubieras sabido

que no hay palabra que cruce una tormenta.


Mi intento es más curioso,

como siempre,

recorrer el fondo del océano para girar mi liana

como un meñique

alrededor de tu parte más tosca

esperando que no se note

que no se sepa

que en ese vacío dos murmuros conversan

un adiós que no tiene fin.


28-XII-2022

Para Teo Feuerhake

En el zoológico

sábado, 8 de octubre de 2022
Una jaula
es una pregunta
quisiera que nunca hubiera una respuesta
por eso me detengo en aquellas
en que todos se reúnen 
sin ver nada
la ilusión es colectiva
acaso un lemur, un caracal
aliviaran la búsqueda 
pero tantas veces las jaulas
nos dejan en silencio
frente a los vestigios sobre los que hicimos
todas las apuestas
si está comiendo, enfermo o dormido
si la guarida se transformó en el amo
si lo retiraron para darle un respiro
si no podemos verlo
porque habita lo inhumano 
quizás 
conocer es desconocer al mismo tiempo.

Si quieres ver al rinoceronte 
no lo encontrarás 
él vive en otros universos
donde mirar no se separa del temer.

8-X-2022

Cacería

Te veo en blanco por vez última 
la cabeza cernida por su cornamenta
tumbado
sin enterarte de mi mirada flecha
pero preparada siempre la sangre
para morir como criatura
salvaje.

Nunca escogería, si pudiera,
este presente en el que te hallo inmóvil 
frente al golpe calmado de mi humanidad
preferiría, en todo escenario,
ser yo la presa que todo olvida
que hulle
que flamea una bandera roja
contra el fondo negro de seguir vivo.

Cómo será esa voz
que indique que todo ha terminado
un arrullo imperfecto
una línea sideral
todos los cometas se transforman
al cruzar la atmósfera. 

Pestañeas
pero aún puedo verte la pupila.

30-X-2021
Para Teo Feuerhake



línea de tiempo

miércoles, 13 de octubre de 2021

Sorprendido de que no es normal pensar en el futuro

extiendo mis brazos ante ti como geranios

para que pases sin notarme sin medirme

mientras me llevas hacia un delante inexistente


Si quieres viviremos en la cuarta dimensión

donde el tiempo es un punto ya ocurrido

donde pensar es sólo otra textura y 

ambos carecemos para siempre


No digo siempre como eterno

sino como una rejilla de musgo con la que cubrir la falta.

Puedes llevarme hasta allá si así lo quieres

o aunque no quieras puedes atraerme con tu poder esférico

de cuerpos celestes en la órbita perfecta


Si lo que propones es un drástico presente

y lo que dispongo es una dialéctica ancestral

te entrego todo el futuro absorbible por tu eclipse

y así yo pueda comenzar a sentir 

poco a poco a poco el vacío

como equilibrio


Olvido y memoria conversan 

para omitir el fin


(-)

lunes, 15 de marzo de 2021

A Saúl Gómez

 Dime por qué te callas

¿sabes por qué?

como si hablar fuera un solo ruido

que abre un cráter en el cráneo al que llamamos lengua

al que llamamos palabra.


Pero callar no te sienta

explícame por qué

por qué nos sientan algunas cosas tan leves

como un color, con suerte sombra, bajo los ojos

o en las mejillas

o de reflejo en un destello en el vidrio del reloj.


Yo no tengo nada que brille,

porque la luz se asemeja a decir algo.


Dame a mí lo que no dices

lo que el ruido de tus infinitas fibras musculares

el roce de la sangre al llegar a tus dedos y dar la vuelta

dice por ti. 


Explícame por qué

nos sientan cosas tan leves como la sangre

y otras nos quedan sueltas.

A esto prefiero llamarle misterio.


Otro:

¿cuántas veces puede el sol entibiar

la nariz de un joven muerto

antes de sentir vergüenza?


¿Cuántas mañanas puede un muerto

callarse hasta ser escuchado?


¿Y por qué siquiera amanece 

en la pieza donde ayer dormían y hoy se azulan 

estos jóvenes y quiénes son?


¿En qué minuto el sueño da paso

y transmuta en un silencio?


Dime

por qué te quedas callado

como si fuera otra noche de copas

en la que no bebemos para olvidar

en la que bebemos para merecer.



El día que te perdiste íbamos de camino

viernes, 19 de febrero de 2021

El día que te perdiste

yo caminaba de tu mano.

No nos encontraban.

No se encuentran dos gotas de agua sobre el río.


Éramos dos, el fenómeno era diferente 

al de sólo compartir un nombre

también era un abismo:

allá tus campos, acá mi mirada

compartían una mano en este trance gemelo.


Si todos los nombres del mundo fueran como el nuestro

ellos comprenderían el juego de perderse

nos buscarían en los puentes y no debajo

en la entrada del zoológico

en la carretera mirando el valle

en la madrugada

en la caleta al amanecer entre los congrios

en el cénit que se arrodilla sobre un glaciar

en la pupila del ciervo

en la gota de cordillera donde nace el río

no bajo el puente

no en la escarcha

no bajo la gravilla donde quizás se asomara nuestra piel

ahí, no en los jardines,

verían nuestras dos manos atadas

porque íbamos de camino al horizonte.


Tú decías mis consonantes para que me dejara arrastrar

y luego, un poco más allá, yo te arrastraba a ti

sólo con sonarlas.


Si tomábamos un atajo

- quédate -

era igual a detenernos.


Nos llamaban con nombres

- espera –

pero no eran el nuestro.


El día que te perdiste

íbamos camino al río

en el cielo un amanecer

nos entibiaba los labios

escuchábamos sus voces

alejarse en la neblina

- siéntate –

mientras nos tomábamos las manos azules

para entrar en el agua.