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María Soler

viernes, 20 de abril de 2018

En esa casa todo brillaba
menos tú

mientras dormías
tu nieto sostenía un conejillo de indias

se le cayó de las manos

el suero que goteaba
era rojo
tu hija hasta bromeaba sobre tu muerte

tú como una presencia total
un ronquido resonando en las grietas

tan distinta a esos rostros
que nos observaban colgados de las paredes

y aunque todos los rincones parecían llamarse
María
tu piel era gris

en tu pieza siempre estábamos solos
en la del lado un gatito blanco se lavaba las orejas

todos lo mirábamos a él
ninguno devolvió la mirada.

Durmiente

martes, 3 de abril de 2018
Te recuerdo reposando sobre las rocas
tu cuerpo todo pintado por los cochayuyos
hay aromas tan intensos
que se pueden tocar con las manos
así estaba tu cuerpo
azul y lila y café
y hediondo a algas milenarias
y áspero hasta desgranarse
era una broma cruel que sólo tu índice tocara las olas
yo estaba solo cuando te vi
es una broma cruel
que sólo recuerde el silencio

Ticile Zephirin

domingo, 18 de marzo de 2018

Como la noche
una mujer se arrebata
en la cama número dos
silenciosa y ardiente
vocifera cantos en la lengua de los peces
es la sangre que declama
es su sangre violenta agolpándose
en sus brazos en sus encías color púrpura
mientras espera el día en que no haya más
y como una luna se apague
su raza entera.

Ella canta con un libro
entremedio de las manos
qué saco con hablarle
mis palabras de quebrantahuesos
si el eco de su canción
le devuelve la profundidad del precipicio.

En esta danza
morirá sola
las manos blancas que la limpian
no la tocan
pudo ser una mujer
quizás madre o quizás
mirar la noche desde la ventana
de una casa que siempre habitaron sus ojos
pero es éste el final de la historia
y sus arterias se cerrarán
porque su sangre
es un habitante extraño
en la cama número dos
de este país
perfectamente blanco.