Tus manos entran por mi garganta
y sostienen mis cuerdas entre sus dedos.
Enredan los caminos de mi sangre
para que desagüen en el río.
Me desgajan como a pájaros de niebla
pero no encuentran en mí a ningún hombre.
Yo quiero ser el último hueso de tus alas
pero mis esquinas están rotas
mi sangre es espesa
y mis manos son torpes.
Y mis alas también son tuyas
cuando eres árbol
y te siento.
Llueve en París
Hace 1 año
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