De pronto ellos abren las puertas
entran a romperlo todo
con un martillo, un brazo
un caimán
y me miran no sé por qué
será que tengo el rostro lleno de candados
y les doy pena
o una de esas cosas que sentimos los hombres
por otros hombres.
Cuando ya han cosido
todo mi rostro a sus dedos
tiran, como cuando éramos chicos
y nos sacaban los dientes con las puertas.
Entonces yo recuerdo estas imágenes:
una bandera chilena enganchada a una rosa del jardín
las cenizas de mi perro,
el acantilado oscuro al que me lanzo sonámbulo
y me dan frío todos los recuerdos
todos los papeles arrugados
que escondía en las paredes de mi casa,
mi casa.
Y se me desprenden los ojos
la boca que se tuerce
la nariz que se bifurca
se me desprende el rostro
y queda lo que queda,
el desnudo de esta cama,
la sangre seca de mis pómulos,
un jovencito mutilado en la costa,
la dulce patria
con su rostro pequeñito.
18/9/2008
Mis amigos.
Hace 4 años