Mi vida está condenada a este árbol,
sonreíste como si entendieras qué árbol
qué vida
y yo me encogí pardo y frío
entre las ramas que alzaba tu voz.
La tierra nos trajo un olor cercano
a viejas tórtolas y corteza
preguntaste cuántas noches estarían pasando en ésta
yo miraba una estrella que estrangulaba a un niño.
El sauce abría su lodo
para herirnos oscuro
entre los dedos.
Mis amigos.
Hace 4 años