Home | Posts RSS | Comments RSS | Login

Décimas en Puerto Montt

domingo, 24 de enero de 2016
En Puerto Montt por la vereda
se me acerca un curaíto
me pregunta ¿no es delito
que le pida unas moneas?
yo le digo no se crea
que no sé a lo que usté viene
a robarle lo que tiene
a un turista despistao
hágase mejor a un lao
que a mí nadie me retiene.

Sus dos ojos de impotencia
me abre grande el caballero
y sacándose el sombrero
me hace una reverencia:
- ¡Vaya tranquilo Su Excelencia,
Dios le tenga compasión!
yo no soy cualquier bribón
pidiendo plata para el ocio
sino plata pal negocio
de tener lleno el bidón.

Sorprendido ante la labia
y el discurso del cristiano
le agarré fuerte la mano
y le dije: me ha hecho gracia
el nivel y la prestancia
con que habla de su vicio
no hace falta ya el resquicio
tome tenga estas monedas
no las gaste usté en tontera
y pa' la casa derechito.

El borracho respetuoso
me responde sonriendo:
¿Y dónde es que va yendo
apurao y temeroso
que le roben ese poco
que yo vi en su billetera?
- Al mall voy ¡pa que me crea! -
Él se burló ya caminando:
ahí sí que están robando
¡¡no sea saco e' brea!!

Sobre puentes

domingo, 17 de enero de 2016
Los puentes existen para llevarnos
 a un punto que de otra manera
 no podríamos llegar
por eso es que suelen estar sobre terrenos oscuros
 ríos torrentosos, lodo, precipicios
 lagos congelados, caimanes
 lava, hormigueros
 acuarios con tarántulas
animales voraces
y tantos otros sinónimos de la muerte.

La muerte.
Sí, los puentes cuelgan sobre ella
desde ahí el caudal más peligroso
se vuelve inofensivo
y es por eso que podemos fumar un cigarro
o hacer el amor
como en ningún otro lugar.

La única escapatoria a esta nimiedad pueril
es arrojarse
ahí el puente se vuelve un pasadizo
y un paso es suficiente
para destruirlo todo.

Hay puentes que jamás cruzaremos
puentes que unen dos extremos de un desierto
puentes en la jungla inalcanzable
puentes que son sólo el consuelo de saber
que si quisiéramos
podríamos estar del otro lado.
Pero no queremos.

En mi camino hay un puente
desde el que se ve otro a lo lejos
sobre ambos las gentes caminan de orilla a orilla
bajo ambos la muerte bulle iracunda.

Así, apoyado sobre el borde de mi puente
justo a mitad del camino que conecta ambas orillas
contemplo a los hombres que pasan
y a los valientes que se arrojan,
y dando un paso al vacío
me sobrecojo al comprender
que para sobrevivir lo que faltó fue otro
otro puente que conectara éste
con el del resto.

Un camino que no fuera
la muerte que nos recorre a todos.